sábado, 27 de julio de 2013

ENGELS A AUGUSTO BEBEL (*)

EN HUBERTUSBURG
(Londres, 20 de junio de 1873)


Contestaré primero a su carta, pues la de Liebknecht se halla todavía en poder de Marx, y en estos momentos no puede encontrarla.

No ha sido Hepner, sino la carta de York a Hepner, firmada por el Comité, lo que nos ha hecho temer aquí que vuestra detención fuese aprovechada por la dirección del partido, desgraciadamente toda ella lassalleana, para convertir el "Volksstaat" [1] en algo parecido a un «honesto» "Neuer Social-Demokrat" [2]. York ha confesado de plano que tal era la intención, y en vista de que el Comité se atribuía el derecho de nombrar y destituir a los directores del periódico, el peligro ha sido, indudablemente, muy grande. El inminente destierro de Hepner dio aún más fuerza a estos planes. En tales circunstancias, era preciso que conociéramos la situación con toda exactitud. He aquí la razón de esta correspondencia...

Desde luego, usted puede juzgar mejor que nosotros cuál es la táctica que más le conviene al partido, sobre todo en los casos particulares, en lo que respecta a su actitud ante el lassalleanismo. Pero también debe ser tenido en cuenta lo siguiente. Cuando se encuentra uno, hasta cierto punto, en la situación de competidor con la Asociación General de Obreros Alemanes [3] --como es el caso de ustedes--, puede ocurrir fácilmente que se conceda demasiada atención al adversario y se adquiera la costumbre de pensar siempre y ante todo en él. Pero la Asociación General de Obreros Alemanes y el Partido Obrero Socialdemócrata aún constituyen, juntos, una minoría insignificante de la clase obrera alemana. Nuestra opinión, confirmada por una larga experiencia, es que una buena táctica de propaganda no debe proponerse arrebatar aquí y allí al adversario algunos militantes aislados o algunos grupos de militantes, sino influenciar a las grandes masas que todavía no se han incorporado al movimiento. Un solo individuo arrancado por nosotros a la masa virgen vale más que diez tránsfugas lassalleanos, que siempre traen al partido gérmenes de sus concepciones erróneas. Si lográsemos conquistar únicamente a las masas, sin sus dirigentes locales, la cosa no estaría mal. Por desgracia, siempre tenemos que aceptar además a un montón de líderes de esta clase, prisioneros de sus antiguas declaraciones públicas, cuando no de sus antiguos puntos de vista, y que ahora quieren demostrar por encima de todo que no han [456] abjurado de sus principios, sino que, por el contrario, es el Partido Obrero Socialdemócrata quien predica el verdadero lassalleanismo. Esta fue la desgracia ocurrida en Eisenach [4], inevitable tal vez en aquel entonces, pero no cabe duda de que todos esos elementos causaron daño al partido; y no estoy muy seguro de que sin su incorporación el partido tendría hoy menos fuerza de la que tiene. En todo caso, creo que sería una desdicha el que esos elementos recibieran refuerzos. 

No hay que dejarse engañar por los gritos de «unidad». Precisamente los que más abusan de esta consigna son los primeros en provocar disensiones; así ocurre con los actuales bakuninistas del Jura suizo, que han sido los instigadores de todas las escisiones y que por nada claman tanto como por la unidad. Estos fanáticos de la unidad, o bien son hombres de cortos alcances que desean mezclarlo todo en una masa indefinida, a la que basta dejar que se sedimente un poco para que se exacerben aún más las contradicciones de todos esos elementos que ahora se encuentran metidos en un mismo puchero (en Alemania tienen ustedes el excelente ejemplo de los señores que predican la reconciliación de los obreros con los pequeños burgueses); o bien se trata de personas que, consciente o inconscientemente (como Mülberger, por ejemplo), quieren desvirtuar el movimiento. Por eso, los sectarios más inveterados y los peores intrigantes y aventureros son los que en ciertos momentos más ruido arman en torno a la unidad. En lo que llevamos de vida nadie nos ha proporcionado tan grandes disgustos ni nos ha jugado tan malas pasadas como esos ruidosos predicadores de la unidad.

Es lógico y está muy bien que toda dirección de partido busque éxitos en su trabajo. Pero hay circunstancias en las que se debe tener el valor de renunciar a los éxitos inmediatos en aras de cosas más importantes. Sobre todo un partido como el nuestro, cuyo éxito final está plenamente asegurado y cuyo crecimiento en nuestra época y ante nuestros propios ojos ha sido tan gigantesco, no necesita, siempre y en todas las condiciones, obtener éxitos inmediatos. Tomemos el ejemplo de la Internacional. Después de la Comuna logró éxitos enormes. Los burgueses, muertos de miedo, la creían omnipotente. La gran masa de militantes de la Internacional pensaba que las cosas iban a continuar así eternamente. Nosotros sabíamos perfectamente que el globo tenía que reventar.

Gente de lo más despreciable se había adherido a la Internacional. Los sectarios que se hallaban en sus filas se aprovecharon abusivamente de su condición de miembros de la Internacional y llegaron en su desfachatez a suponer que se les iba a tolerar las más grandes necedades y vilezas. Pero nosotros no lo toleramos.

Sabiendo perfectamente que el globo tenía que reventar algún día, procuramos no aplazar la catástrofe y lograr que la Internacional saliese de ella limpia e incorrupta. El globo estalló en La Haya [5], y ya sabe usted que la mayoría de los miembros del Congreso regresó a sus casas profundamente desilusionada. Pero estos decepcionados, que se imaginaban que en la Internacional hallarían el ideal de la fraternidad y la reconciliación universales, provocaban casi todos ellos en sus organizaciones locales peleas mucho más graves de las que estallaron en La Haya. Ahora, los intrigantes sectarios predican la reconciliación y nos acusan de ser unos intratables y unos dictadores. Pero, ¿cuál hubiera sido el resultado si nosotros hubiésemos adoptado en La Haya una actitud conciliadora, si hubiésemos tratado de encubrir la escisión inminente? Los sectarios, esto es, los bakuninistas, habrían tenido un año más a su disposición para realizar en nombre de la Internacional estupideces
e infamias aún mayores; los obreros de los países más adelantados se habrían apartado llenos de repulsión; el globo no habría estallado, se habría desinflado lentamente, asaeteado a alfilerazos, y el Congreso siguiente, en el que forzosamente tendría que haber estallado la crisis, se habría convertido en la más vulgar y escandalosa de las
peleas personales, pues el sacrificio de los principios ya se habría realizado en La Haya.

Pero entonces la Internacional habría muerto realmente, asesinada por la «unidad». En lugar de eso, nos desembarazamos honrosamente de los elementos podridos (los miembros de la Comuna que asistieron a la última sesión decisiva, decían que ninguna sesión de la Comuna les había producido una impresión tan terrible como aquella reunión encargada de juzgar a los que habían traicionado al proletariado europeo); durante diez meses les habíamos permitido que mintieran, calumniaran e intrigaran todo lo que quisieran, ¿y cuál ha sido el resultado? Esos supuestos representantes de la enorme mayoría de la Internacional declaran ahora que no se atreven a presentarse en el próximo Congreso (más detalles en el artículo que envío al "Volksstaat" al mismo tiempo que esta carta [*]). Y si tuviéramos que hacerlo otra vez, procederíamos, en términos generales, de la misma manera; los errores tácticos, claro está, son siempre posibles.

En todo caso, estoy seguro de que con el tiempo los mejores elementos de entre los lassalleanos vendrán ellos mismos al partido, por lo que no sería razonable arrancar el fruto antes de que esté maduro, como pretenden hacerlo los grajos de la unificación.

Por lo demás, ya el viejo Hegel decía que un partido demuestra su triunfo aceptando y resistiendo la escisión [6].
El movimiento proletario pasa necesariamente por diversas fases de desarrollo, y en cada una de ellas se atasca parte de la gente, que ya no sigue adelante. Esa es la única razón de que en la práctica la «solidaridad del proletariado» se lleve a cabo en todas partes por diferentes grupos de partido que luchan entre sí a vida o muerte, como las sectas cristianas del Imperio romano en la época de las peores persecuciones.

Tampoco debe olvidar usted que si, por ejemplo, el "Neuer Social-Demokrat" tiene más suscriptores que el "Volksstaat", eso se debe a que cada secta es necesariamente fanática, y gracias a ese fanatismo --sobre todo donde la secta es nueva, como ocurre, por ejemplo, con la Asociación General de Obreros Alemanes en Schleswig-Holstein-- consigue éxitos momentáneos mucho más importantes que el partido que representa simplemente el movimiento real, sin extravagancias sectarias. Por otra parte, el fanatismo es algo que no dura mucho.

Termino mi carta, pues va a salir el correo. Quiero añadir a toda prisa que Marx no puede emprenderla con Lassalle [7] mientras no quede terminada la traducción al francés [*] (probablemente a fines de julio); además, necesita descansar a toda costa, pues se encuentra muy fatigado....

"Bolshevik", núm. 10, 1932.

(*) las letras en negrita y el énfasis puesto en partes del texto es obra nuestra.
[1] 54. "Der Volksstaat" («El Estado del pueblo»), órgano central del Partido Socialdemócrata Obrero de Alemania (los eisenachianos), se publicó en Leipzig del 2 de octubre de 1869 al 29 de setiembre de 1876. La dirección general corría a cargo de G. Liebknecht, y el director de la editorial era A. Bebel. Marx y Engels colaboraban en el periódico, prestándole constante ayuda en la redacción del mismo. Hasta 1869, el periódico salía bajo el título "Demokratisches Wochenblatt" (véase la nota 94).
Trátase del artículo de J. Dietzgen "Carlos Marx. «El Capital. Crítica de la Economía política»", Hamburgo,
1867, publicado en "Demokratisches Wochenblatt", núms. 31, 34, 35 y 36 del año 1868.- 96, 178, 314, 324, 452,
[2]238. "Neuer Social-Demokrat" («El Nuevo Socialdemócrata»), periódico alemán, se publicó en Berlín de 1871 a 1876. Organo de la Asociación General de Obreros Alemanes fundada por Lassalle. Sostenía una lucha contra la dirección marxista de la Internacional y el Partido Obrero Socialdemócrata Alemán. Apoyaba a los bakuninistas y los representantes de otros partidos antiproletarios.- 299, 453, 455.
[3] 285. "Asociación General de Obreros Alemanes", organización política de los obreros alemanes, fundada en 1863 con la participación activa de Lassalle. La Asociación existió hasta 1875, cuando, en el Congreso de Gotha se produjo la unificación de los lassalleanos y los eisenachianos (partido encabezado por Liebknecht y Bebel) para formar el Partido Socialista Obrero de Alemania.- 438, 455.
[4] 305. En Eisenach, en el Congreso de los socialdemócratas de Alemania, Austria y Suiza, celebrado el 7-9 de agosto de 1869, fue creado el Partido Socialdemócrata Obrero Alemán, cuyo programa respondía al espíritu de las exigencias de la Internacional; sin embargo, se hacían en él varias concesiones a los lassalleanos.- 456.
[5] 242. El Congreso de la Asociación Internacional de los Trabajadores celebrado en La Haya tuvo lugar del 2 al 7 de septiembre de 1872. Asistieron a sus labores 65 delegados de 15 organizaciones nacionales. En el
Congreso dirigido personalmente por Marx y Engels, se dio cima a la lucha de los fundadores del socialismo
científico y de sus adeptos contra toda clase de sectarismo pequeñoburgués en el movimiento obrero. La
actividad escisionista de los anarquistas fue condenada y sus líderes fueron expulsados de la Internacional. Los acuerdos del Conereso de La Haya colocaron los cimientos para la creación de partidos políticos de la clase obrera independientes en los diversos países.- 309, 457, 459.
[*] F. Engels. "En la Internacional". (N. de la Edit.)
[6] 306. Hegel. "Fenomenología del espíritu", párrafo "Verdad de la educación".- 458.
[7] 307. En 1872-1873, Liebknecht y Hepner pidieron reiteradas veces a Marx que escribiera un folleto o un
artículo para "Volksstaat" criticando las concepciones de Lassalle.- 458.
[*] Se trata de la traducción del tomo primero de "El Capital". (N. de la Edit.)

viernes, 19 de julio de 2013

TODO SE DIVIDE EN DOS



DE ENGELS A BEBEL



Leí apresuradamente el segundo artículo [de Vollmar], al tiempo que hablaban constantemente dos o tres personas. De no ser así, la forma en que se representa la Revolución Francesa me habría conducido a descubrir la influencia francesa, y con ello, sin duda, también a mi Vollmar. Usted ha percibido este aspecto muy correctamente. Él es, por fin la soñada corporización de la frase sobre la “masa reaccionaria”. Por aquí, todos los partidos oficiales unidos en un hato, por allá, todos los socialistas en una columna, y la gran batalla decisiva. Victoria en toda la línea y de un golpe. En la vida real, las cosas no suceden tan sencillamente. En la vida real, como también lo señala usted, la revolución empieza de modo precisamente opuesto, juntándose la gran mayoría del pueblo y también de los partidos oficiales, contra el gobierno, que con ello queda aislado, y derrocándolo, y únicamente después que aquellos partidos que pueden sobrevivir se han destruido mutua y sucesivamente, es que tiene lugar la gran división de Vollmar, y con ello la perspectiva de nuestro mando. Si, como Vollmar, quisiésemos empezar derechamente por el acto final de la revolución nos encaminaríamos por una vía miserablemente mala.

En Francia se ha producido la escisión largamente esperada. La primitiva conjunción de Guesde y Lafargue con Malon y Brousse fue, sin duda, inevitable cuando se formó el Partido, pero Marx y yo nunca abrigamos la ilusión de que pudiese durar. La alternativa es puramente de principios: ¿la lucha ha de ser llevada a cabo como lucha de clases del proletariado o de la burguesía, o ha de permitirse que en buen estilo oportunista (o como se denomina en la traducción socialista: posibilista) ha de olvidarse el carácter de clase del movimiento y el programa cuando por este medio se presenta una oportunidad de ganar más votos, más afiliados? Malon y Brousse, al declararse a favor de la última alternativa, han sacrificado el carácter clasista, proletario, del movimiento, haciendo inevitable la separación. Tanto mejor. El desarrollo del proletariado se realiza en todas partes en medio de luchas internas, y Francia, que está formando ahora por primera vez un partido obrero, no hace excepción. En Alemania hemos superado la primera etapa de la lucha interna y nos esperan otras fases. La unidad es algo muy bueno mientras sea posible, pero hay cosas más elevadas que la unidad. Y cuando, como Marx y yo, se ha luchado toda la vida más duramente contra los seudosocialistas que contra ningún otro (porque sólo considerábamos a la burguesía como una clase, y apenas nos inmiscuíamos en conflictos con tal o cual fracción burguesa), no puede lamentarse mucho que haya estallado la inevitable lucha.

 

  • Sobre la “masa reaccionaria”, le escribía Engels a Bernstein el 12 de junio de 1883:

“Aquí termina por cierto la frase sobre la masa reaccionaria, que como regla sólo es adecuada a la retórica (o, si no, a una situación realmente revolucionaria). Porque la ironía de la historia, trabajando de nuestra parte, reside precisamente en el hecho de que los diferentes elementos de esta masa feudal y burguesa se desgastan mutuamente, se combaten y devoran entre sí en ventaja nuestra, formando así el opuesto mismo de la masa homogénea que el Knoten imagina haber estudiado al llamarla “reaccionaria”. Por el contrario, todos esos diversos bandidos deben primero aplastarse mutuamente, desacreditarse y arruinarse por completo entre sí y prepararnos el terreno demostrando –uno tras otro- su incapacidad. Uno de los mayores errores de Lassalle fue el que olvidase por completo, en su labor de agitación, lo poco de dialéctica que había aprendido de Hegel. En esto nunca pudo ver más que un solo lado, igual que Liebknecht, pero como por ciertas razones este último vio por casualidad el lado correcto, fue después de todo superior al gran Lassalle… Y paralelamente a esto está la idea vinculada a la idea de una masa reaccionaria, de que si se echa por tierra las condiciones vigentes, debiéramos advenir al poder. Esto es un disparate. Una revolución es un lento proceso –recuérdese 1642-46 y 1789-93- y para que las condiciones puedan madurar para nosotros, y nosotros para ellas, deben llegar al poder todos los partidos intermedios y ser echados a su turno. Y entonces vendremos nosotros… y quizá también seamos nuevamente derrotados por el momento. Aunque si la cosa procede normalmente considero que esto último es apenas posible.






                                                           Londres, 28 de octubre de 1882

viernes, 12 de julio de 2013

VERDAD Y CONOCIMIENTO




  VERDAD Y CONOCIMIENTO

Tchang En_tsé   


Presentamos parte de un documento publicado durante la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP) como muestra de nuestro compromiso por dar armas de combate al proletariado internacional y a las masas oprimidas, principalmente a la clase obrera y masas de los países del tercer mundo, en el combate contra el nuevo revisionismo disfrazado de maoísmo.

El documento «Verdad y conocimiento» de Tchang En-tsé se reedita en China en 1970 como parte de la directiva del Presidente Mao Tse-tung para que «Que la filosofía sea liberada de la sala de conferencias y de los libros de filósofos  y se convierta en un arma en manos de las masas». Esta consigna surge como necesidad para combatir a la burguesía todavía enquistada en el Partido y en los aparatos de Estado y dar un paso más en la GRCP y en la movilización de las masas. La burguesía, ahora disfrazada de ultraizquierda, trabaja en su labor por la restauración del capitalismo presentando la ideología del proletariado como una serie de citas, un comunismo muerto y sin aplicación concreta, sin capacidad de transformar la sociedad.

Ya en el prólogo del conocido como el «libro rojo» Lin Piao afirmaba que para las masas «conviene aprender de memoria sus frases clave, estudiarlas y aplicarlas reiteradamente» o lo siguiente «Para asimilar efectivamente el pensamiento de Mao Tse-tung, es necesario estudiar una y otra vez los muchos conceptos fundamentales del Presidente Mao; conviene aprender de memoria sus frases clave, estudiarlas y aplicarlas reiteradamente.». En definitiva se trata de que la clase obrera no ejerza su dictadura, de arrebatarle a las masas y a la clase obrera su mayor arma de combate, su ideología, convirtiendo la rica experiencia del proletariado en unas cuantas frases memorizadas y estériles.

Hoy el nuevo revisionismo encabezado por Avakian, como muestra del temor de la pequeña burguesía ante la revolución proletaria ataca el maoísmo y sus principios, al PCP y a su organismo generado para el trabajo en el extranjero, el MPP. De esta forma se expresaba Avakian recientemente: «Algunos camaradas se han negado a condenar, incluso hasta la fecha, al puñado de partidarios del PCP en el extranjero, cuyos ataques extremadamente virulentos en contra del camarada Avakian y el CoMRI solo encuentran su par en los excesos de sus fantasías sobre el actual estado de la guerra popular en el Perú.» (Carta a los Partidos y organizaciones participantes del Movimiento Revolucionario Internacionalista, Mayo 2012). De esta posición participan ya, siguiendo el llamado de Avakian, sus  camaradas, todo el nuevo revisionismo antimaoísta. Ya sea silenciando los documentos del CC del PCP, los documentos del MPP y a Sol Rojo, atacando directamente a la guerra popular en el Perú, al Partido que la dirige, el PCP, a su CC, o atacando a su organismo autogenerado para el trabajo en el extranjero, el MPP, o reconociendo otros supuestos organismos o bases que trabajan para la reacción y el imperialismo y que trafican con la guerra popular en el Perú.

El propio Avakian, en el mismo documento, justifica estos ataques: «En oposición a esto (a la nueva síntesis y al revisionismo moderno), se ha consolidado una línea y cosmovisión que eleva estos mismos errores a nivel de principio», es decir se ataca al MPP y a Sol Rojo por su defensa del maoísmo, y lo que Avakian llama errores son los principios fundamentales del maoísmo defendidos a muerte por el MPP. Que nadie se deje engañar, es al MPP al que Avakian muestra todo su odio de clase burgués. En la obra que presentamos, «Verdad y conocimiento», ya se alerta que «La burguesía hace pasar por error las leyes científicas más rigurosas y verdaderas si ellas no se acomodan a sus intereses, por ejemplo, el marxismo-leninismo.», hoy maoísmo.

Sobre el conocimiento de la verdad objetiva tomamos firme posición por lo planteado en el documento de Tchang En-tsé, en lo fundamental:

La verdad objetiva es una: no podrían existir múltiples verdades, según las diversas clases sociales. Pero todas las clases sociales no tienen las mismas posibilidades de descubrir la verdad; el descubrimiento de la verdad supone unos límites que son la posición de clase. Esta opinión se resume así: sólo una clase, cuyos intereses vayan en el sentido de las leyes de desarrollo objetivo del mundo, puede descubrir y utilizar la verdad objetiva; una clase cuyos intereses van en contra del sentido no podría alcanzar, y, por el contrario, le hace falta oponerse a esta verdad, atacarla, perseguirla, como lo hace Avakian cuando defiende la «verdad» al margen de las clases y sus intereses.

La burguesía se empeña por todos los medios en escamotear el carácter de clase de la verdad, para camuflar y disimular su naturaleza reaccionaria.

Liu Shao-chi propuso abiertamente la consigna: «Todos los hombres son iguales frente a la verdad», consigna que hoy ha sido actualizada por su nieto putativo, un recalcitrante avakianista virtual: «tú tienes tu verdad, yo tengo la mía y nos respetamos»; es esta una consigna burguesa por lo cual se rechaza completamente el carácter de clase de la verdad y en la que la burguesía se fundaba, y lo sigue haciendo, para hacer pasar lo blanco por negro, confundir lo verdadero y lo falso, proteger a la burguesía, y atacar al proletariado y a su ideología, hoy marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente maoísmo.

Esta consigna burguesa de la igualdad de todos ante la verdad, que es, en nuestros días, una hipocresía, era ya una mistificación cuando la burguesía la lanzó por primera vez. En una sociedad donde existe la lucha de clases «la igualdad de todos ante la verdad», no existe, esto es fundamentalmente imposible, lo que existe es la desigualdad y la opresión.

Por esto los comunistas debemos sostener el carácter de clase de la verdad y llevar a cabo una lucha sin compromiso contra todo lo burgués dentro del Movimiento Comunista Internacional y todos los sofismas que niegan el carácter de clase de la verdad.




Para acceder al documento:


jueves, 4 de julio de 2013

"NACER CON CONOCIMIENTOS" - UN INVENTO



“NACER CON CONOCIMlENTOS”—UN
INVENTO; LOS CONOCIMIENTOS PRO-
VIENEN ÚNICAMENTE DE LA PRACTICA*

Lí Feng-Ian

(Pintora campesina del distrito Jusien, Shensí.)


Lin Piao, siguiendo las huellas de Confucio, agitaba la bandera raída de “dominarse y retornar a los ritos”, pregonaba la “teoría del genio” disfrazándose a si mismo de “genio” “nacido con conocimientos”, calumniaba a los trabajadores, calificándolos de “salvajes” y “necios inferiores”. Al pregonar esto, Lin Piao perseguía el objetivo de crear una base teórica para usurpar la dirección del Partido y el Poder del Estado y restaurar así el capitalismo.

¿Son congénitos los conocimientos y la capacidad del hombre o provienen de la práctica? El Presidente Mao indicó que las ideas correctas del hombre “sólo pueden provenir de la práctica social, de las tres clases de práctica: la lucha por la producción, la lucha de clases y los experimentos científicos en la sociedad”. Es decir, los conocimientos y la capacidad del hombre no son congénitos sino que se adquieren en la práctica social. La práctica crea conocimientos verídicos y la lucha incrementa la capacidad. En el mundo no existe ningún tipo de “genio” “nacido con conocimientos”.

En la atroz y vieja sociedad, las autoridades políticas, de clan, religiosa y marital eran corno cuatro sogas que nos mantenían amarradas y oprimidas en la capa más baja de la sociedad. En la Nueva China socialista, el Partido ha abierto un ancho camino para incorporamos a las mujeres en los tres movimientos revolucionarios: la lucha por la producción, la lucha de clases y la experimentación científica. Las campesinas, pobres y medias de la capa inferior han tomado parte activa en dichos movimientos, en la Gran Revolución Cultural Proletaria y en la campaña de crítica a L-in Piao y Confucio. De esta manera, su fisonomía espiritual se ha transformado mucho y su conciencia sobre la lucha de clases y la lucha entre las dos líneas se ha elevado sucesivamente. Miles y miles de mujeres vanguardias han ingresado en el Partido Comunista y en la Liga de la Juventud Comunista de China. Muchas han sido promovidas a puestos dirigentes, a diversos niveles, administrando importantes asuntos del Estado. Estos titánicos y estremecedores cambios son resultado de la revolución que dirigida por el Presidente Mao y el Partido Comunista, nos estimula a levantarnos y a luchar; también constituyen una demostración de la superioridad del sistema socialista.

El contraste entre el presente y el pasado no sólo muestra que los conocimientos y la capacidad del hombre no son congénitos, sino que provienen de la práctica social; también que la posición política y las condiciones de vida de los pueblos trabajadores no son decididas por el “hado”, sino por el sistema social.

Nosotras, junto con el resto de los trabajadores, y con nuestras propias manos, hemos creado las riquezas materiales de la sociedad así como también las espirituales. Tomemos mi aprendizaje de dibujar como ejemplo:


en la vieja sociedad, mi familia era muy pobre y no pude ir a la escuela. Después de la Liberación fui a la escuela nocturna y tomé un cursillo breve para aprender a leer y escribir. Antes me gustaba hacer papeles recortados, pero no sabía dibujar. En 1958, para prepararme, el Partido me envió al curso de capacitación de bellas artes para horas libres, en la obra de embalse organizado por el distrito, para que aprendiera a pintar al mismo tiempo que participaba en las labores. En la primera clase, estudié el escrito del Presidente Mao “Intervenciones en el Foro de Yenán sobre Arte y Literatura”.

Cuanto más estudiaba tanto mayor comprensión adquiría. La enseñanza del Presidente Mao de que el arte y la literatura “se crean para los obreros, campesinos y soldados y son utilizados por ellos” señaló la dirección para mí. El espíritu y entusiasmo revolucionarios con que los comuneros luchaban contra el cielo y la tierra me educaron y estimularon mucho. Entonces dibujé “Los héroes someten a los dragones” y varias otras pinturas grandes de propaganda. La exposición de esas pinturas en el sitio de construcción animó la voluntad combativa de las masas y me dejó ver el papel de las bellas artes y afirmó mi decisión de dibujar para la revolución. En 1963, en el movimiento de la educación socialista, con el apoyo de la célula del Partido, visité a muchos viejos campesinos pobres de nuestro equipo de producción quienes antes de la Liberación padecían de grandes sufrimientos, y guardando profundo odio hacia la vieja sociedad dibuje varias series de pinturas relatando la historia saturada de sangre y de lágrimas de los campesinos pobres y campesinos medios de la capa inferior. En la Gran Revolución Cultural Proletaria dibujé murales y diapositivas para propagar el pensamiento Mao Tse tung y la victoria de esta revolución. Todo esto fue un proceso de temple en el transcurso de la dura práctica revolucionaria. Al comienzo dejaba en la pintura la figura de una persona lejana más grande que la de primer plano y no podía colocar las piernas y los brazos en sus lugares debidamente. Gracias a la preocupación del Partido y el apasionado apoyo de los campesinos pobres y medios de la capa inferior yo practicaba con entusiasmo, llevaba siempre un cuaderno de bosquejos para dibujar en cualquier momento y lugar. A veces hacía algunos trazos incluso cuando preparaba la comida.

Mediante repetidas prácticas tanto los pinceles como las manos me iban obedeciendo poco a poco. Las masas me elogiaban diciendo que lo que dibujaba se parecía a lo real.

Al inicio, yo no sabía dibujar. Pero ¿significa eso que era una “tonta” de nacimiento? No. Y ahora lo que dibujo es relativamente verosímil. ¿Puedo por eso, calificarme de inteligente de nacimiento? Tampoco.

El saber dibujar se debe a la práctica. Soy jefa del grupo de trasplante de algodón en nuestro equipo de producción. En la práctica laboral, viendo el espectáculo emotivo de la  rica cosecha de algodón dibujé una pintura titulada “Recogiendo jubilosamente nuevo algodón”, en que aparecían figuras de muchas mujeres que estaban recogiendo algodón. Pero al ver mi obra, algunos de los comuneros dijeron: “¿Se trata del algodonal de nuestro equipo? Pero ¡no expresa ninguna característica!” Y otros comentaron: “Están metidas en la labor, y ¿para qué recogen algodón?” Tienen razón. Hay que dibujar con un tema que exprese el entusiasmo con el cual los comuneros venden el algodón al Estado para apoyar la construcción socialista, después de lograr una rica cosecha.

Más tarde, dejando el espectáculo de recoger el algodón como fondo, pinté un cuadro en que los comuneros iban  a entregar con ardor al Estado el algodón transportado en carretas de caballos y carretillas. Así su tema es más claro. Todos dijeron que resultaba bien. De hecho, la creación de este cuadro se debe a la inteligencia de las masas. Sin éstas, no habría creación de que hablar.

En poco más de diez años, con la dirección del Partido y la ayuda de los camaradas, he dibujado más de 300 pinturas. Acabo de hacer algunos trabajos para el pueblo. El Partido y el pueblo me han ofrecido un gran honor; en 1973, fui a Pekín para visitar y estudiar la exposición nacional de bellas artes, allí recibí el entusiasta estímulo de los camaradas dirigentes. Yo, una mujer que no sabía leer ni escribir una palabra en la vieja sociedad he sido elegida subsecretaria de la célula del Partido y lucho con el pincel por la revolución.

Todo esto demuestra que sólo la sociedad socialista puede poner en pleno juego la actividad, sabiduría e inteligencia de las mujeres trabajadoras. El proceso de aprender a dibujar constituye una severa crítica a la “teoría del genio” “nacido con conocimientos”, planteada por Confucio y Lin Piao. El hecho testimonia que “nacer con conocimientos” es un disparate. Los conocimientos verídicos sólo pueden provenir de la práctica. Me he
decidido, en la actual campaña de crítica a Lin Piao y Confucio, a sacar más y mejores pinturas para la revolución, refutando la “teoría del genio” “nacido con conocimientos” pregonada por Confucio y Lin Piao.




* de: "Obreros, campesinos y soldados critican a Lin Piao y a confucio". Ed. lenguas extranjeras, Pekín.